EL ARTE DE DECIR "BUENOS DÍAS"

No podría hoy empezar este post sin las palabras que componen su columna vertebral:

¡BUENOS DÍAS!

Se trata de dos palabras que, en conjunto, dicen más de lo que a primera vista parecen decir. Como expresión, se trata de una de esas expresiones mágicas que traen positividad a nuestro día (no la incluí en el post que realicé en su día, pero hoy simbólicamente la uno).

Situaciones para decir "buenos días" hay muchas, de muchos tipos y colores. Nada más levantarse, decimos "buenos días" a la primera persona que encontremos en casa. También a la segunda, a la tercera. Incluso a nuestros animales de compañía. Pero las ocasiones para usarla no terminan ahí; salimos de casa, y durante toda la mañana, decimos "buenos días" a las personas con las que nos cruzamos y, o bien conocemos, o bien vamos a entablar una relación con ella, ya sea laboral, conversacional o de otros tipos.

Decimos buenos días a nuestros compañeros de trabajo.
Decimos buenos días al panadero.
Decimos buenos días al quisoquero.
Decimos buenos días a cada cliente que entra en nuestro negocio.
Decimos buenos días a cada persona que nos llama por teléfono.

Buenos días es, por tanto, un saludo universal que le aporta sentido a nuestras mañanas.

¿Por qué?

Porque decir BUENOS DÍAS...

-Demuestra nuestra educación.
-Activa conexiones sociales.
-Es el punto de partida de nuestros días.
-Genera sonrisas, tanto en quien lo dice como en quien lo recibe.
-Promueve las relaciones sociales, y con ellas, el compañerismo y la amistad.
-Con un "buenos días", estamos adelantando a la otra persona nuestra intención de cooperar con el tema de la conversación, sea cual sea.
-Demuestra una empatía que hace sentir, a la otra persona, respetada e importante.
-Es la expresión que inicia cualquier conversación.
-Un buen día comienza siempre con un "buenos días".

Buena prueba de ello es la intención de conseguir que nuestros hijos digan estas palabras mágicas cuanto antes mejor. ¿O tu no lo has querido?

Lo dicho...¡BUENOS DÍAS!